domingo, 27 de mayo de 2012

Una copa con Liz Knowles

Por Laura Ospina, promotora de cultura celta en Bogotá sukupolvi@hotmail.com 

“Cuéntame, tengo mucha curiosidad”, dice Liz a Felipe. Una frase increíble que no esperaba de una celebridad como ella: somos nosotros quienes tenemos una tremenda ansiedad por saberlo todo sobre ella y su música, una destacada arreglista de música irlandesa, compositora, fiddler, guerrera, talentosa y norteamericana.

¿Qué es tan valioso o increíble para ella de la movida celta en Bogotá? me preguntaba una y otra vez. “Tocamos en la calle, tocamos en pubs, hacemos reuniones…”decía Felipe. “Donde aprenden a tocar? ¿Quien les ensena?” pregunta Liz abriendo sus enormes ojos azules. “Hay gente que sabe un poco y nos ensena, otros aprenden muy por su cuenta con partituras y escuchando grabaciones, pero debo decir en mi caso persona que en la mayor parte de mi proceso Youtube ha sido mi maestro” dije.

Como siempre, el colombiano sin cuchara de plata debe arreglárselas con lo que tenga para ganarse las cosas y sobre todo si las cosas nadie las ha hecho jamás en este lugar. Para un músico, ganarse los espacios, el aprecio del público, tocar esas fibras sensibles es una labor de prudencia, persistencia, precisión, pasión, respeto, tocar en el perfecto lugar, en el momento adecuado frente a un auditorio que potencialmente puede conmoverse con ella es un reto enorme para cada individuo y agrupación. No es fácil en un país donde es tan difícil abrirse a otros pensamientos, culturas y músicas.

 En el caso de la música llamada celta, todo es aun más complejo. Hay que escuchar muy bien y sentir cada detalle para dejarse tocar por ese ‘feeling’ tan particular de los instrumentistas irlandeses, escoceses, canadienses y norteamericanos que tocan la música que más nos interesa dentro de los tipos de música celta que hay. En Colombia no existen todos los instrumentos que se requieren para hacerla, ni partituras y escasamente la música en compactos….

Quizá simplemente somos un puñado de voluntariosos que hace intentos por coquetear con la música. En mi caso particular, Youtube ha sido fuente de mi felicidad, porque me hace sentir más cerca de todos los que comparten esa excéntrica pasión por esa música que nació a 5.800 kilómetros de distancia. “Creo que una vez que los músicos tienen el feeling en su interior, los videos sirven para pulir esas cuestiones técnicas. Mirar con atención y descubrir en qué consisten los rolls y todas esas cositas que le dan encanto a la música celta” señala Liz.

Ella ha tocado en varias agrupaciones y proyectos de música irlandesa. Tocó con Riverdance como solista y en agrupaciones como New York Pop, Cincinnati Pops, Cherish the Ladies, String Sisters y en el ensamble Celtic Legends, razón por la cual visita Colombia. Todos los irlandeses que están en la mesa con nosotros han bebido ya más de 3 pintas de cerveza oscura, pero la tierna Liz lleva un poco más de media hora con una copa de vino blanco. ‘¿No te gusta la cerveza, Liz?’ pregunté. ‘No para nada. Prefiero las bebidas suaves, como las que te tomas tú’ dice mientras esboza una sonrisa. Y es que cada vez que pedí alguna bebida esa noche, Liz quería saber de qué se trataba. Así fue con el irish rose que pedí y el smoothie de fresa, a diferencia de todos los demás. David, Kieran, Cathall, Eammon y los demás pedían cada tanto una Guinness y varias Coronas; Felipe tenía un frasco lleno de whisky y Daniela bebía sorbitos de Chapinero.

Me preocupaba embriagarme y perder la noción de las cosas, de cierta forma era mi responsabilidad que los bailarines y músicos extranjeros llegaran sanos y salvos a su hotel. Estaba muy embriagada por la novedad de esa inesperada visita a nuestro país ¡¡¡ después de anhelarlo 12 años de mi vida, al fin pude ver un ejercito de hadas bailando con total destreza y armonía al compás de unos músicos de primerísima calidad!!! Desde ese dia en que vi en TV nacional a Jean Butler, Colin Dunne y a todo el grupo de bailarines de Riverdance haciendo irish dancing con tanto fuego y pasión, sentí que era algo que debía ver antes de morir. Ahora que estoy a la mesa, bebiendo y escuchando todo lo que Celtic Legends tiene que decir sobre su maravilloso arte.

Para que la noche siguiera un curso favorable con al menos una persona sobria, era conveniente ver el lado amable y sin licor de la carta del Irish Pub: bebidas para una barbie recatada, frutales, muy rosadas e inofensivas. ‘El paisaje de los alrededores de Bogotá es tan verde y hermoso’ menciona Liz entre suspiros. La sabana de Bogotá y las imponentes montanas de la cordillera central de los Andes le recuerda a Liz la bella tierra de Irlanda, tan verde, tan nublada y variable. Como todo viajero, Liz no puede evitar maravillarse con las pocas cosas que ha podido ver en los últimos 3 días pisando la tierra de altiplano cundiboyacense: la variedad étnica de los habitantes, el viaje por teleférico a Monserrate, el cielo azul veteado de grises, la calidez de la emotiva audiencia que la saludó al salir del escenario y aplaudía en cada número del show con efusividad.

¿Has probado algún plato típico de Bogotá?’ pregunté. Liz estaba hasta el copete de la pechuga a la plancha con ensalada, pero por cuestiones de tiempo tuvo que adaptarse y comer lo que más se le pareciera a su dieta habitual. Hice una breve descripción de nuestra mundialmente famosa ‘Sopa de Ajiaco’ y sus ojos destellaron una lucecita de curiosidad. ‘Me voy a Medellín el sábado, espero poder probar el ajiaco mañana viernes al mediodía’ dijo. ‘En Medellín podrás probar la bandeja paisa, claro que en tu caso tendrás que sacar el chorizo y el chicharrón’ le dije a modo de broma. Adora el arroz y los fríjoles, así que tiene chance de tener una buena experiencia culinaria en el valle de Aburrá.

Para Liz es curioso que una música popular, de vivencias bucólicas, peleas en las cantinas y romances de una noche adquiera un matiz de alta cultura para audiencias bogotanas que viajan al exterior, leen mucho más que clásicos de la literatura y frecuentan círculos universitarios.

 “¿A qué se debe esa relación de la música irlandesa, los duendes y las hadas?” me preguntó. Quizá la conexión de la audiencia en Bogotá con esta música está condicionada por las películas animadas y épicas de Hollywood. Vemos retratos de héroes y heroínas emparentadas con cosmogonías de los antiguos pobladores del norte de Europa, en historias extraordinarias y asociamos la música con la pasión, el fuego, la magia y la fantasía.

“¿Crees en las hadas?” Felipe le pregunta. “Para nada” dice Liz -“Verás, yo soy estadounidense y mi familia no tiene ascendencia irlandesa, por lo tanto no estoy emparentada con los 'cuentos de hadas' por cuestiones de herencia. Sin embargo, siento dentro de mí la magia que contiene esta música y puedo comprender qué es lo que los animó a tocarla”.

Para quienes aun no conocen la música de Liz, visiten su página http://www.lizknowles.com